Comme un chef (2012), Daniel Cohen
Un joven talento de la haute cuisine francesa permanece en el
anonimato. Trata de ganarse la vida en restaurantes de mala muerte donde no
valoran sus destrezas y siempre acaban por despedirle. A punto de tener un
hijo, la necesidad y el consejo de su mujer, lo impulsan a cambiar de oficio.
Algo que, como suele ser habitual en este tipo de comedias, sucede por poco
tiempo.
El chef estrella que
busca mantener su reconocimiento, el aprendiz talentoso que va de la calamidad
personal a la profesional, la evolución positiva de ambos personajes, la tradición
frente a la modernidad, los críticos culinarios como amenaza… Por el desarrollo
y similitud de la trama, podríamos decir que El chef, la receta de la felicidad se trata de una especie de
versión francesa de la española Fuera de carta (Nacho G. Velilla, 2008).
Con la diferencia de que Javier Cámara destaca muy por encima de Michaël Youn.
Aunque cabe destacar que el tándem de éste último con Jean Reno no sólo funciona,
sino que es lo que mantiene la película en pie. Una vez más, el actor hispano
francés sigue estando a la altura en sus papeles cómicos.
Lejos de películas sobre
cocina más reflexivas, como la actualmente reestrenada en su 25 aniversario El festín de Babette (Gabriel Axel, 1987)
o la estimulante Estómago (Marcos
Jorge, 2007), El chef, la receta de la
felicidad es una película simpática y sin pretensiones. Una producción
sencilla que evita giros inesperados de guión y trata de entretener sin más.
Utilizando vehementemente una receta comedida con un buen margen de éxito familiar,
el director nobel Daniel Cohen pone sobre la mesa todos los tópicos posibles y
algunos recursos que aunque poco creíbles, hacen sonreír a menudo sin conseguir
la carcajada. Menos todavía cuando Santiago Segura hace una de las apariciones
más desaliñadas que se le recuerdan. Interpretando a una personalidad de la nouvelle cuisine española, escenifica
uno de los muchos guiños de parodia hacia las últimas tendencias de la cocina
moderna que aparecen en el film.
No se puede pedir donde
no hay. El chef, la receta de la
felicidad no podría haber conseguido una meta más elevada porque
sencillamente, no se lo propone. Ideal para compartir en familia la sobremesa
del domingo.
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