La parte de los ángeles (2012), Ken Loach
Un grupo de jóvenes
escoceses se encuentra ante el juez que ha de dictar su sentencia. Víctimas de
una sociedad cada vez más desestructurada y cruel que les ha dado muy pocas
oportunidades, ansían una segunda oportunidad que les permita una vida mejor.
Han cometido delitos como alteración del orden público (subiéndose a una estatua
o cayendo a la vía de un tren bajo los efectos del alcohol, por ejemplo),
pequeños robos o agresión injustificada. Finalmente, el juez los condena a 300
horas de trabajos sociales, perdonando en algunos casos penas de cárcel. Y observando
a estos parias, con problemas educativos, situaciones familiares graves y sin
trabajo, que son los primeros que pagan ante la ley, uno siempre vuelve a plantearse
la misma pregunta: ¿acaso están pagando algo esos que verdaderamente están
hundiendo nuestro sistema económico, esos políticos, banqueros y peces gordos corruptos
que merodean a sus anchas sin la presión siquiera de dimitir de sus cargos?
Ken Loach y su
guionista Paul Laverty (con el que lleva trabajando casi veinte años) presentan
de entrada el típico drama social que caracteriza su cine. Críticos y
militantes, han dado a luz películas conmovedoras como Mi nombre es Joe o Sólo un
beso. Puesto que han seguido un fiel y coherente recorrido temático en su
cine, no es de extrañar que los protagonistas de La parte de los ángeles sean gente perdida, aislada, con poco que
ganar y mucho que perder. Sin embargo, rápidamente empieza a palparse en la película
cierto sentido del humor y un ambiente más sosegado de lo común. Loach otorga
al fin a sus personajes una segunda oportunidad. Cuando uno ya se está encariñando
con ellos y teme que llegue el giro en la trama que termine de hundirlos en la miseria,
se produce el milagro.
Todo lo contrario que
en la anterior película del cineasta en Escocia. De forma desgarradora y sin
dar un ápice de protagonismo a los tópicos escoceses, Sweet Sexteen planteaba un drama sobre la difícil adolescencia de
un joven condenado a ser víctima de la corrupción y la desigualdad. Sin
embargo, La parte de los ángeles le
da una vuelta de tuerca al asunto y a medida que va transformándose en comedia
muestra con simpatía mucho whisky y faldas escocesas. Sin hacer mucho ruido, se
convierte en una película afable y llevadera, en la que sus protagonistas
arrastran al espectador consigo a la hora de emprender una aventura que
cambiará sus vidas.
1 comentario:
Creo que tenemos que tener en cuenta siempre estas cosas, tenemos que tener un poco de tiempo libre y disfrutar algo con nuestras familias creo que me gustaría en algún momento poder mirar algunos vuelos a Vuelos a Los Angeles
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