25 de enero de 2010

La vergüenza (2009), David Planell

El primer y único largometraje de David Planell desprende un estilo que muy reconocible para quien haya visto alguno de sus cortos. Diálogos elaborados, inteligentes y continuos, constante aparición de interiores, replanteamiento de cuestiones morales que afectan a los personajes, etc. Algo que, por otro lado, deja entrever al curtido guionista por el que se le conocía hasta ahora. A sus espaldas el co-guión de Siete mesas de billar francés (Gracia Querejeta, 2007) y los guiones de series televisivas como Hospital Central, Mir o El Comisario. Un tipo de cine y de televisión muy comercial un tanto alejado de La vergüenza, más próxima quizás a otros trabajos suyos menos multitudinarios, como los guiones de Héctor (Gracia Querejeta, 2004) y La guerrilla de la memoria (Javier Corcuera, 2002). Porque su debut como realizador de largometrajes no es un trabajo demasiado comercial ni tampoco transgresor. Se trata de una película que aunque tiene algunas carencias responde al perfil de un cine español de carácter social de cierta calidad e interés, con un reparto y un guión destacables.

Esa utilización constante de los interiores y la comunicación entre personas, generando siempre una confrontación, un estado reflexivo no solamente en el espectador, sino en los propios personajes, recuerda un tanto a otra película de un realizador español del que en el momento de su estreno poco se conocía en los circuitos comerciales. La soledad (Jaime Rosales, 2007) tiene un espíritu mucho más renovador, con un forma de narrar innovadora y arriesgada, pero esa confrontación de personajes (diversos personajes que cobran gran importancia en el relato) y la continua utilización de los mismos interiores se vislumbra en la película de Planell con un estilo totalmente diferente. Los diálogos en silencio de La soledad substituidos por el continuo diálogo de La vergüenza, hasta el punto de resultar incluso un tanto abusivo, echándose en falta sobre todo en la primera parte del metraje alguna pausa, un silencio que hable por sí mismo. Lo mismo sucede con los interiores, que ya en el tramo final del film se van alternando con otros planos exteriores y que del mismo modo son de vital importancia en la película de Rosales.

Tal vez ambas películas corran una suerte parecida y después de que La soledad consiguiera los principales premios de la Academia en 2008, se escuche este año el nombre de Planell como mejor director novel tras haber triunfado en el Festival de Málaga.

16 de enero de 2010

Buda explotó por vergüenza (2007), Hana Makhmalbaf


Decía cierto director y escritor hace unos años en cierta columna de un periódico, que en los últimos tiempos el cine del próximo oriente e incluso del cine asiático, había llegado a los festivales de cine occidentales acaparando grandes reconocimientos y premios, la mayoría de las veces de forma injustificada, simplemente por su exotismo y moda. Algo perfectamente discutible, ya que después de ver la filmografía de autores como Abbas Kiarostami o algunas de las obras de la familia Makhmalbaf uno se reencuentra con el buen cine.

Buda Explotó por vergüenza sorprende y lo hace principalmente empujada por tres frentes. Inicialmente por el talento prematuro de su directora -que rodó la película con sólo 19 años- y de la niña protagonista, impecablemente dirigida por la directora iraní durante toda la película. Una película que carece de todo efectismo y complejidad. En la creación de su austerísima banda sonora y la ausencia de actores profesionales se refleja una precariedad de medios con los que sin embargo se consigue una buena obra cinematográfica. Además en ella, sorprende del mismo modo el tratamiento y originalidad del guión que curiosamente fue realizado por la madre de Hana, Marzieh.

No resulta extraño esto último en esta familia de cineastas iraníes que son los Makhmalbaf. Mohsen, el patriarca, ha fundado una productora y hasta una escuela de cine. Creador de películas como Kandahar (2001), Un momento de inocencia (1996) o Gabbeh (1995), reconocido y galardonado en todo el mundo, su cine ha servido para instruir e incluso hacer participar en él a sus hijos y su mujer. No en vano sus dos hijas, Hana y Samira –la mayor- ya han ganado premios en algunos los festivales más prestigiosos de occidente.

En esa forma tan especial de representar desde la aparente inocencia de los niños la crueldad del mundo de los adultos en que se basa Buda explotó por vergüenza, encontramos un rasgo o incluso una temática o forma de narrar historias que se repite numerosas veces en el cine de sello iraní. No olvidemos que Irán es un país que pese a sus circunstancias posee un potente elenco cinematográfico referido al cine de autor que subsiste en parte gracias al apoyo de capital extranjero. Abbas Kiarostami, Bahman Ghobadi, Barbet Schroeder –aunque se formó y ha realizado su cine en Francia y Estados Unidos-, Majid Majidi o la propia familia Makhmalbaf, son el ejemplo.

Todos ellos utilizan en muchas ocasiones a la infancia como protagonista de sus historias. Así sucede con los niños que recogen minas antipersona en Las tortugas también vuelan (B. Ghobadi, 2003); con los hermanos de Niños del cielo (Majid Majidi,1998); las hermanas desdichadas de La manzana y el niño minusválido llevado a cuestas por otro niño de Un caballo dedos piernas (ambas de Samira Makhmalbaf, 1998 y 2008); el niño ciego de El silencio (Mohsen Makhmalbaf, 1998); el pequeño obsesionado con el fútbol de El viajero o el niño que quiere entregar a su compañero su cuaderno en ¿Dónde está la casa de mi amigo? (ambas de Abbas Kiarostami, 1974 y 1989).

Todas ellas, obras que no tienen desperdicio.

15 de enero de 2010

Cineforum de la "vergüenza"

Ayer 14 de enero inauguramos el ciclo de cine sobre la "vergüenza" formado por seis películas que se podrán ver todos los jueves a partir de las 20h en el Museo de Historia y Antropología de Tenerife (Casa Lercaro, c/San Agustín, 22; en La Laguna). Algunos profesores de cine y entendidos presentan los filmes tras el visionamiento de los cuáles se realiza un debate al que por supuesto todos están invitados. Éstas son las películas que reflexionan a su manera en torno al concepto de la "vergüenza" y que conforman el ciclo:

Buda explotó por vergüenza (2008), de Hana Makhmalbaf (14 enero) presentada por Domingo Sola
La vergüenza (2009), de David Planell (21 enero ) presentada por Carmen del Puerto
Saló o los 120 días de Sodoma (1975), de Pier Paolo Pasolini(28 enero) presentada por Emilio Ramal
Freaks (1932), de Tod Browning (4 febrero, a partir de las 21h) presentada por Gonzalo Paves
Vergüenza (1968), de Ingmar Bergman (11 febrero) presentada por Enrique Ramírez Guedes
El hombre elefante (1980), de David Lynch (18 febrero) presentada por Enrique Ramírez Guedes

11 de enero de 2010

Se apaga una de las primeras luces de la Nouvelle Vague, Éric Rohmer


















El hombre que hablaba mirando ha fallecido a los 89 años. Como una de las principales figuras de la Nouvelle Vague francesa, fue redactor jefe de la Cahiers du Cinèma y dejó un grato repertorio de 24 películas al alcance de todos, la última hace poco más de dos años (El romance de Astrea y Celadón). La rodilla de Clara, Mi última noche con Maud, La coleccionista, Paulina en la Playa.....
El Instituto Nacional del Audiovisual en Francia le dedica una página que les puede resultar interesante.